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REALIDAD Y LEYENDA
Blog de zebal
20 de Noviembre, 2010 · General

EL CASO DE LAS MUJERES SIN ÓRGANOS

El 25 de noviembre de 1893, en una casa de la calle Piedras, en el barrio de San Telmo, en Buenos Aires, aparecieron tres mujeres asesinadas. Dos de ellas, Ana y Elsa Telsky, eran hermanas y de nacionalidad polaca. La tercera mujer, Benita Alonso, chilena, se desempeñaba como mucama. Las tres mujeres aparecieron desangradas y sin un sólo órgano en el interior de sus cuerpos. 
    Las hermanas Telsky habían llegado un año antes a Buenos Aires en compañía de su padre, Antonio Telsky. El motivo del viaje a la Argentina, era el cobro de una importante herencia: la del tío materno de Antonio, el que se había instalado en el país desde muchos años antes. Sin ningún familiar que no fuera la familia que había permanecido en Polonia, el tío de Antonio le dejó a éste un campo en la provincia de La Pampa y cuatro casas. En una de esas casas se ubicó Antonio con sus dos hijas y contrataron los servicios de una mucama, Benita Alonso y una cocinera, Raquel Duarte. 
    A los cinco meses de estar en Buenos Aires, Antonio falleció. La causa de su muerte, certificada por el conocido médico Andrés Benavidez, fue una hemorragia interna. Sin embargo, en el libro "Las extrañas muertes de la calle Piedras", Gastón Marcillac (seudónimo tras el cual se escondía el comisario José De Lafuente, investigador del caso), dice: "Cuando se pudo averiguar el paradero de Raquel Duarte, empleada en ese tiempo en la casa de los Telsky, aseguró que se había marchado de la casa a raíz de la muerte de Antonio. Este individuo, al parecer, había sufrido una terrible hemorragia; al punto que las sábanas y el piso se encontraban bañados en sangre, y sin que se encontrara una sola gota en el cuerpo de Antonio estando por completo vacío. Faltábale el corazón, riñones, bazo, hígado, páncreas, pulmones, estómago y tripas". 
    Desde la muerte del padre, las hermanas Telsky nunca fueron vistas. Se mantuvieron en el interior de la casa, en un prolongado duelo. La chilena Benita Alonso era la encargada de realizar las compras y atender a los proveedores. Las hermanas carecían de amistades y no recibían visita alguna. Sigue diciendo Gastón Marcillac: "Fue el señor Marcos Tucci, propietario de un mercado de alimentos, el que realizó la denuncia. Un día antes, el 24 de noviembre, Benita le había encargado unos víveres que, dado el peso de los mismos, no podía llevar. Como era habitual, un empleado del mercado se encargaba de la entrega. Ésta debía realizarse en la mañana del 25. Al regresar el empleado diciendo que no le habían abierto la puerta, el señor Marcos Tucci lo hizo regresar en tres ocasiones y una más, en la mañana del 26. Extrañado por la falta de respuesta y conociendo que las hermanas no tenían tratos con los vecinos ni salían de la casa, se hizo presente en la comisaría de la zona. La policía tuvo que forzar la puerta y, al ingresar en la muy amplia aunque un tanto abandonada vivienda, percibieron un fuerte olor que parecía provenir de uno de los cuartos. Al entrar en uno de los dormitorios, compartido por las hermanas, se encontró a las dos mujeres acostadas en sus camas, sin ropas, en medio de un charco de sangre. En el mismo cuarto, en el suelo, se hallaba Benita Alonso, del mismo modo, por completo desvestida y en medio de una gran cantidad de sangre".
    Los cuerpos de las tres mujeres estaban por completo vacíos, sin órganos y sin sangre. La cantidad de sangre que se encontró junto a los cuerpos no era la suficiente en cuanto a la normal en el cuerpo humano, por lo que, la mayor parte del líquido había desaparecido del mismo modo que los órganos. A ellas tres, como, a Antonio Telsky, les faltaban el corazón, estómago, intestinos, bazo, páncreas, riñones y pulmones.
    En los certificados de defunción, extendidos por un supuesto "Doctor Ginastera" de quien no se conoce ningún dato, la causa de las muertes se debió a una "intoxicación aguda". Nada más se dice. Recién en el año 1929, con la aparición del libro de Marcillac pudo conocerse parte de la verdad del caso. Sin embargo, Marcillac no encontró una explicación de lo ocurrido. Su hijo, Luis María De Lafuente, en 1933, después de la muerte de su padre, reinició la investigación por cuenta propia. En el mes de abril del año siguiente, entregó varias anotaciones al médico Carlos Alvárez, profesor de la Universidad de Buenos Aires. Según estas anotaciones, Luis María estaba muy cerca de conocer la verdadera causa de lo sucedido. Sin embargo, curiosamente, se le encontró muerto, al parecer como consecuencia de una "intoxicación", como describe el certificado de defunción. El doctor Álvarez falleció en 1935. Las notas fueron encontradas en el año 2008. Aunque se carece de pruebas que puedan corroborarlo, era un comentario popular que el de la familia Telsky no había sido el único caso con esas características. El mismo suceso se habría repetido seis veces más. Esto es dudoso ya que Marcillac no hace mención a ello. Pero es lo que se dice, aparentemente comprobado, en las notas de su hijo. 
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publicado por zeballos a las 16:56 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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